8M 2020 - Día internacional de la mujer

La tarde transcurrió tranquila, conforme avanzaban las horas, las emociones se sentían más a flor de piel. Baile, capoeira, batucada. Chicas que no llegaban a 15 años, señoras que vieron a la dictadura enraizarse y morir con Franco. Había de todo: madres millennials con sus hijas y parejas. Mujeres migrantes, mujeres trans. Todos los cuerpos reclamándose como propios y con derecho a ser y existir.

“Si nosotras paramos, se para el mundo” - Madrid, 8M 2020

“¡Se va a caer! ¡Se va a caer!”

Todos los años, en víspera del 8 de marzo, se me llena pancita de mariposas. Es una emoción enorme lo que me llena el pecho, porque es ese día del año, en que me siento 100% segura cuando voy por la calle.

Me siento acompañada.

Aunque hay que vivir la protesta como una fiesta, lo cierto es que el 8M no es ninguna celebración. En pleno siglo XXI, todavía tenemos que salir a las calles a reclamar derechos que para este punto de la historia deberían ser obviedades. (Pero no lo son).

Salimos a las calles invadidas de un sentimiento de sororidad. Marchando por nosotras y por todas aquellas que no nos pueden acompañar. Sea por que los cuidos de otras personas, su trabajo o por razones más macabras (en lo que va del año, sólo en España han muerto 14 mujeres a manos de sus parejas) lo cierto es que las que podemos darnos el lujo del alzar la voz, lo hicimos al unísono.

A pesar del la amenaza del coronavirus, más de 100.000 mujeres tomamos las calles de Madrid.

Días antes fue común escuchar entre conocidas y extrañas la duda de si ir o no a la marcha. La convocatoria se veía amenazada por la rápida expansión del coronavirus, que hace poco llegó a Europa. Pero, seamos sinceras, después siglos de patriarcado, la amenaza de un virus altamente contagioso a nivel mundial, no iba a asustarnos. Lo cierto es que el machismo mata más que el coronavirus.