La ruta de La Paz
*Esta entrevista apareció publicada por primera vez en Diciembre 2015, en la Revista Image (San José, Costa Rica).
El Escultor costarricense, frente a su obra en la explanada del Palacio de Bellas Artes, CDMX 2015
Hay algo muy particular que tiene la Ciudad de México. Es un caos, hay demasiada gente, es gigante y te enamora. No es casual que esta ciudad sea la cuna de grandes artistas y además polo de atracción de muchos otros que llegaron acá para quedarse.
Esta metrópoli es la ciudad del mundo con más museos, y no es para menos. Siete millones de personas usamos el metro día con día, es cuestión de sacar la mate. El DF es realismo mágico: se pueden encontrar templos y pirámides en en corazón de la ciudad, a la vuelta de la taquería de la esquina, donde Cuauhtemoc peleó a la última gran batalla contra Hernán Cortés. Así de fácil es ir caminando por la calle y de pronto ver esculturas monumentales de Jorge Jiménez Deredia en frente del Palacio de Bellas Artes y así casual, encontrarse al escultor en media calle.
Tuve la oportunidad de sentarme con él para hablar de su obra, y comentar el por qué México es la puerta de entrada al continente americano.
Jorge Jiménez Deredia lleva 40 años viviendo en Europa, ahí ha realizado exposiciones de este tipo, donde se apropia del espacio público para hacerlo una gran galería. Francia, Holanda, España, Italia y ahora México.
Operaciones de este tipo tienen todas un factor en común: la vulnerabilidad en la calle. Aún así, Jiménez opina que arte público debe de tener una característica inclusiva. Permitiendo el contacto con el arte, sin importar el estrato social o económico. La única manera de lograrlo, según el escultor, es dejar las obras “al aire libre en el tejido urbano y dentro del movimiento de la ciudad.”
Comenta el escultor: “La vulnerabilidad es uno de los riesgos, estamos tratando de que haya mayor vigilancia y que no se suban tanto en las esculturas, de que no las ensucien, de que no las dañen, pero es muy difícil tener un control total de eso, sin embargo creo que vale la pena que la gente que tenga un contacto directo con las obras, por que al final todos pertenecemos a un todo y todos tenemos derecho a relacionarnos con aquellos elemento que nos pueden ayudar a entender el viaje que estamos haciendo”.
Para el escultor costarricense, México es vital para la Ruta de La Paz. “Ahora nos estamos proyectando al continente americano y la puerta de entrada es México, porque sentimos que México nos va a dar una idea de proyección para el continente y el proyecto de la Ruta de la Paz pueda tener mayor auge”.
Surgió el tema de por qué en Costa Rica* no ha ocurrido una exposición de este tipo con su obra, según el artista, en nuestro país no se han creado las condiciones para hacerlo, particularmente por parte del estado.
“Nosotros vemos hoy las piezas en la ciudad, pero hay cinco años de trabajo y los últimos dos años fueron intensísimos, por parte de las instituciones mexicanas dando recursos, creando y obteniendo permisos(...) Aquí necesitamos como 30 permisos de todas las instancias. Diecisiete instancias, 17 sectores de la administración pública se tuvieron que poner de acuerdo para armar verdaderamente este proyecto.
Aquí fue declarado por Mancera (Jefe de Gobierno de la Ciudad de la México) como proyecto prioritario para la ciudad. Eso fue lo que nos permitió tener los permisos. Sino, no hubiera sido posible tener la Plaza de la República y ocuparla por 4 meses. Obtener la Alameda, Bellas Artes, que es un lugar sagrado, donde se han hecho exposiciones importantes, lo hemos ocupado por cuatro meses. nadie más puede hacer nada ahí por 4 meses. Ese tipo de decisiones por parte del estado significa una voluntad que todavía no hemos encontrado en Costa Rica. No hemos creado las condiciones para poderlo hacer”.
*Actualización: durante la primera mitad del 2019 esta exposición llego a San José, Costa Rica, casi cuatro años después desde su primera aparición en la capital mexicana.
